El
primer momento del taller estratégico 2018 nos deja varias reflexiones a partir
de la lectura de lo que ha significado el Ágora en sus ya casi 6 años (Enero 16
del 2013) de existencia, y 3 desde el
Taller Estratégico del 2015 (Septiembre)
a. La apuesta por ser “masa crítica” (que jamás
debe ser entendida como una masa de criticones) ha tenido sus avances, y a su
vez sus confusiones. Tal vez necesitamos posicionar el concepto de masa
“orientadora” “dinamizadora” incluso “eclosionadora” … para que tanto afuera
como adentro entendamos que nuestro fin, esencialmente, es generar una serie de
procesos que orienten, dinamicen, eclosionen la ciudad, el departamento, la
región tal cual ha sucedido en procesos como el Gran Parque San Mateo, o la
defensa de quebradas y ríos.
b. Desde 2015, hemos entendido, y
esperamos que todos los miembros del ágora lo tengan claro -y lo sepan además
explicar hacia afuera- que esencialmente nos proponemos ser un colectivo de
aproximadamente 76 ciudadanos activos, dinámicos, participantes (es el número
aproximado de ciudadanos requeridos para masa crítica/población Pereira) ; provenientes de los empresarios, los medios,
las iglesias, el estado, las comunidades, la academia, etcétera; que
como “Ágora”, busca incidir en los decisiones públicas, y desde la “Cívica”
tiene una actitud de prevalencia del bien general sobre el bien particular en
lo público.
c. Esta concepción, se enmarca en el salto
paradigmático que significa romper la forma cuasi feudal que reflejó nuestra
constitución de 1886 a 1991, aquella
donde la soberanía se otorgaba a la nación, pero la nación era considerada
exclusivamente como los actores políticos y las elites gobernantes poniendo al
ciudadano, a los votantes, en una posición subordinada, pues sólo cabía su
expresión a través de terceros elegidos en una democracia representativa que
cultivaba (y cultiva) el paternalismo, el clientelismo y el autoritarismo como
forma de relacionarse con la ciudadanía, lo cual devino en una perversa
apropiación de “lo público” por la casta política y por actores similares, que
nunca ha dudado en usar el miedo, el descredito, el tachar de “conflictivo”, el
intento de aniquilar moral, financiera y hasta físicamente a quienes NO se dejen
“subordinar”.
d. Nosotros, proponemos todo lo que
implica la (nueva) constitución de 1991, aquella donde la ciudadanía es la
soberana, donde prevalece la democracia directa, la democracia de la consulta
popular, el referendo, el plebiscito, la acción de tutela, la acción popular,
la revocatoria del mandato, etcétera: la democracia participativa, donde los
ciudadanos participan, donde fieles al mandato constitucional nunca más
aceptaremos la condición de “subordinados”. Nosotros somos un instrumento potenciador de la democracia
participativa y la participación ciudadana en Pereira, Risaralda y el Eje
Cafetero; siendo además conscientes de que quienes niegan “el orden” “las
sanas costumbres” “el deber ser” son quienes niegan esa participación ciudadana
popular y que, seguramente, también con ellos, se necesita hacer todo un
ejercicio pedagógico y emocional para entender que los ejercicios de
participación ciudadana, son esencialmente
de crítica propositivo constructiva, la cual se confunde erróneamente con
“oposición”; pues nunca hemos sido, ni
somos, ni seremos un partido político (tras el poder) sino un ejercicio cívico
(tras el servicio)
e. Enfatizado ese punto -que deja claro que más que “hacer” de
manera puntual, nuestro colectivo existe es para “incidir” en asuntos generales
de carácter público, incidir en las decisiones públicas- el delimitar
los territorios en los que nos queremos mover, no ha sido, ni es ni será tarea
fácil, esencialmente porque siempre hemos tratado de que el ágora sea
heterogénea. Ello, como era de
esperarse, genera dificultad para alinearnos filosóficamente y en la acción
f. Siendo conscientes entonces de que es
esencial mantener las conexiones, que el sólo hecho de existir es un éxito,
pues hemos aprendido a andar juntos quienes somos diferentes, heterogéneos, que
hemos inoculado lo que para algunos es “el peligroso virus de la tolerancia”,
de la valoración del disenso, de la potenciación de la divergencia, en muchos
ciudadanos; qué nos liga esencialmente la expectativa de defensa de lo público,
y que nuestro gran reto es encontrar la forma de pasar de éste marco filosófico
a la acción
Por
ahora, nuestro primer acuerdo es ser un colectivo ciudadano que sea “orientador” “dinamizador” “Jalonador” de
la participación ciudadana entendiendo que debemos afrontar por lo menos cuatro metas
1. PERTENENCIA Y ARRAIGO CIUDADANO, CONOCIMIENTO DE “LO PÚBLICO”
2. PARTICIPACIÓN CIUDADANA SUPERANDO LA
PERVERSIDAD IMPLÍCITA DE LAS PRÁCTICAS CORRUPTAS Y CLIENTELISTAS
3. PARTICIPACION CIUDADANA DE MANERA ABIERTA Y CLARA
3. PARTICIPACION CIUDADANA DE MANERA ABIERTA Y CLARA
4. CONSTRUCCIÓN DE CANALES DE FINANCIACIÓN PARA ESA PARTICIPACIÓN
Todo
ello en ejercicios, donde se suba el tono a la argumentación racional y se le
baje a la agresión emocional, pues si bien somos consciente de que No nos debe
definir los comentarios sino lo que hacemos, es esencial entender que la
emocionalidad existe, que los corazones también se deben ganar y que por ello
es clave respetar profundamente a los funcionarios (públicos y privados) como
personas, pues se puede divergir de lo que la persona “hace”, respetando siempre
al humano que “es”.
Pereira,
Julio 28, del 2018
Taller
estratégico (parte 1)
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