sábado, 4 de agosto de 2018

TALLER ESTRATÉGICO 2018 Documento 1 (de 2)


El primer momento del taller estratégico 2018 nos deja varias reflexiones a partir de la lectura de lo que ha significado el Ágora en sus ya casi 6 años (Enero 16 del 2013)  de existencia, y 3 desde el Taller Estratégico del 2015 (Septiembre)

a.         La apuesta por ser “masa crítica” (que jamás debe ser entendida como una masa de criticones) ha tenido sus avances, y a su vez sus confusiones. Tal vez necesitamos posicionar el concepto de masa “orientadora” “dinamizadora” incluso “eclosionadora” … para que tanto afuera como adentro entendamos que nuestro fin, esencialmente, es generar una serie de procesos que orienten, dinamicen, eclosionen la ciudad, el departamento, la región tal cual ha sucedido en procesos como el Gran Parque San Mateo, o la defensa de quebradas y ríos.



b.         Desde 2015, hemos entendido, y esperamos que todos los miembros del ágora lo tengan claro -y lo sepan además explicar hacia afuera- que esencialmente nos proponemos ser un colectivo de aproximadamente 76 ciudadanos activos, dinámicos, participantes (es el número aproximado de ciudadanos requeridos para masa crítica/población Pereira) ;  provenientes de los empresarios, los medios, las iglesias, el estado, las comunidades, la academia, etcétera; que como “Ágora”, busca incidir en los decisiones públicas, y desde la “Cívica” tiene una actitud de prevalencia del bien general sobre el bien particular en lo público.

c.         Esta concepción, se enmarca en el salto paradigmático que significa romper la forma cuasi feudal que reflejó nuestra constitución de 1886 a 1991,  aquella donde la soberanía se otorgaba a la nación, pero la nación era considerada exclusivamente como los actores políticos y las elites gobernantes poniendo al ciudadano, a los votantes, en una posición subordinada, pues sólo cabía su expresión a través de terceros elegidos en una democracia representativa que cultivaba (y cultiva) el paternalismo, el clientelismo y el autoritarismo como forma de relacionarse con la ciudadanía, lo cual devino en una perversa apropiación de “lo público” por la casta política y por actores similares, que nunca ha dudado en usar el  miedo,  el descredito, el tachar de “conflictivo”, el intento de aniquilar moral, financiera y hasta físicamente a quienes NO se dejen “subordinar”. 



d.         Nosotros, proponemos todo lo que implica la (nueva) constitución de 1991, aquella donde la ciudadanía es la soberana, donde prevalece la democracia directa, la democracia de la consulta popular, el referendo, el plebiscito, la acción de tutela, la acción popular, la revocatoria del mandato, etcétera: la democracia participativa, donde los ciudadanos participan, donde fieles al mandato constitucional nunca más aceptaremos la condición de “subordinados”. Nosotros somos un instrumento potenciador de la democracia participativa y la participación ciudadana en Pereira, Risaralda y el Eje Cafetero; siendo además conscientes de que quienes niegan “el orden” “las sanas costumbres” “el deber ser” son quienes niegan esa participación ciudadana popular y que, seguramente, también con ellos, se necesita hacer todo un ejercicio pedagógico y emocional para entender que los ejercicios de participación ciudadana,  son esencialmente de crítica propositivo constructiva, la cual se confunde erróneamente con “oposición”; pues nunca hemos sido, ni somos, ni seremos un partido político (tras el poder) sino un ejercicio cívico (tras el servicio)

e.         Enfatizado ese  punto -que deja claro que más que “hacer” de manera puntual, nuestro colectivo existe es para “incidir” en asuntos generales de carácter público, incidir en las decisiones públicas- el delimitar los territorios en los que nos queremos mover, no ha sido, ni es ni será tarea fácil, esencialmente porque siempre hemos tratado de que el ágora sea heterogénea.  Ello, como era de esperarse, genera dificultad para alinearnos filosóficamente y en la acción



f.          Siendo conscientes entonces de que es esencial mantener las conexiones, que el sólo hecho de existir es un éxito, pues hemos aprendido a andar juntos quienes somos diferentes, heterogéneos, que hemos inoculado lo que para algunos es “el peligroso virus de la tolerancia”, de la valoración del disenso, de la potenciación de la divergencia, en muchos ciudadanos; qué nos liga esencialmente la expectativa de defensa de lo público, y que nuestro gran reto es encontrar la forma de pasar de éste marco filosófico a la acción

Por ahora, nuestro primer acuerdo es ser un colectivo ciudadano que  sea “orientador” “dinamizador” “Jalonador” de la participación ciudadana entendiendo que debemos afrontar por lo menos cuatro metas

1.         PERTENENCIA Y ARRAIGO CIUDADANO, CONOCIMIENTO DE “LO PÚBLICO”

2.         PARTICIPACIÓN CIUDADANA SUPERANDO LA PERVERSIDAD IMPLÍCITA DE LAS PRÁCTICAS CORRUPTAS Y CLIENTELISTAS 

3.         PARTICIPACION CIUDADANA DE MANERA ABIERTA Y CLARA 

4. CONSTRUCCIÓN DE CANALES DE FINANCIACIÓN PARA ESA PARTICIPACIÓN

Todo ello en ejercicios, donde se suba el tono a la argumentación racional y se le baje a la agresión emocional, pues si bien somos consciente de que No nos debe definir los comentarios sino lo que hacemos, es esencial entender que la emocionalidad existe, que los corazones también se deben ganar y que por ello es clave respetar profundamente a los funcionarios (públicos y privados) como personas, pues se puede divergir de lo que la persona “hace”, respetando siempre al humano que “es”.

Pereira, Julio 28, del 2018

Taller estratégico (parte 1)

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